lunes, 20 de abril de 2009

"Banda roja color sangre"


¿O "azul y oro"?

Para muchos la sangre tiene mil veces más valor que el oro, pero siempre hay opiniones que también son aceptadas.

A un día del superclásico Boca-River que terminó en empate, los hinchas de ambos equipos se mostraron desconformes con el resultado, un 1 a 1 con mayores lamentos por parte del equipo millonario que necesitaba el triunfo.

Rivalidades, las hay diversas y numerosas, pero cuando una actividad despierta tantas pasiones como el fútbol los antagonismos se tornan atractivos.

No existe un momento preciso ni un detonante que haya marcado el comienzo de la rivalidad entre estos clubes, lo que si sabemos es que se desean las peores de las desgracias y el fracaso de uno es la alegría del otro.

Boca Juniors y River Plate hacen florecer fanatismos, resultando imposible que un hincha de Boca nombre a River como "Millonarios", y que a su vez reciba como devolución el mote de "Xeneizes".

La rivalidad es una de las bases del fenómeno deportivo, quizás mucho más que una base, sin ese condimento no existiría la motivación adicional que acelera las pulsaciones y aguza los sentidos, y nadie se tomaría el trabajo de sentarse a mirar un superclásico de ningún tipo, siquiera quizás en concurrir a un estadio.

Los rivales juegan en dos dimensiones diferentes: en una se odian y en la otra se aman, como se ama o se necesita al complemento indispensable.

La rivalidad también acompaña los procesos sociales e históricos, lo curioso es que perduren en el tiempo; Medio siglo atrás, los hinchas de River festejaban cuando Angel Labruna pisaba la cancha de Boca mientras se tapaba la nariz y hacía gestos de repugnancia. Boca-River es un partido que no importa cómo, pero hay que ganarlo.

Más allá de las diferencias el fútbol debe seguir siendo un espectáculo, evitando transformar los estadios en campos de batalla, si la vemos como lo que realmente representa, la rivalidad es esa pizca necesaria para darle el sabor justo al encuentro.

Resulta complicado exigir que el deporte sirva para entretenimiento y que las oposiciones no influyan entre los espectadores ni dentro, ni fuera del espacio de juego, nos estamos olvidando de compartir con quien tenemos al lado, de los valores más reconfortantes, de la amistad y la solidaridad; y por bronca y casi sin darnos cuenta nos sentimos desprotegidos y atacamos a quien piensa diferente.

Cada uno de nosotros debe ponerse la camiseta y jugar para el mismo equipo, y si hay rivalidades que sean agradables y puedan disfrutarse, que no sea un todos contra todos y sobre todo, que logremos frenar a tiempo esa guerra civil que parece por momentos tan cercana y a la cual, por suerte, todos tememos.



lunes, 13 de abril de 2009

Más que una cuestión de elección

El dinero mueve al mundo y actualmente, se vive, se elige y se gasta en términos publicitarios.

Pretendiendo cautivar nuestra atención nos bombardean con nuevos productos con más y mejores cualidades. En cualquier espacio que antes permanecía vacío ahora hay una publicidad, no es importante el medio por el cual llegue a nosotros, lo que importa es captar nuestra atención.

Muchas veces se eligen deportistas para la mayoría de las campañas publicitarias, ¿será por que siempre necesitamos adorar a alguien? Es bastante probable, y los iconos del deporte suelen ser los ídolos más populares.

Los publicistas estudian las estrategias adecuadas para llegar a las ilusiones y fantasías de las personas, asegurándoles la satisfacción plena; y nosotros focalizando nuestro objetivo muchas veces en parecernos a personas que no vamos a ser nunca, o creyéndonos que por comprar tal o cual producto que alguno de mis ídolos viste o usa, voy a parecerme más a el o ella, nos olvidamos de lo realmente importante…

Hay que aprender a ver más allá y darnos cuenta que quienes venden los productos son empresarios, no dioses salvadores, y que en su mayoría no poseen como meta la difusión del deporte, sino de sus propios intereses.

Una gran mayoría de estas artimañas publicitarias se caracterizan por unir naturalidad y fantasía, para despertar así diversidad de impulsos, emociones y deseos. De este modo, los promotores publicitarios de artículos deportivos logran incrementar su consumo a través de estas vías publicitarias asociadas a valores como: vida, salud, seguridad, libertad, belleza, amistad, alegría, felicidad, ilusión, competitividad, estima social, éxito y autorrealización. Abriendo un poco los ojos nos damos cuenta que no necesitamos de ningún producto para poder lograr esas cosas, de hecho, ninguno de los deportistas que actualmente protagoniza las publicidades comenzó teniendo dinero en abundancia y gastándolo en productos caros, por el contrario, la mayoría de ellos creció en barrios humildes de sectores humildes… tomando como modelos de vida, más que a avisos publicitarios, a figuras que realmente amaban lo que hacían.

Por eso debemos aprender a ver más en profundidad, el entender los mensajes publicitarios sobre deporte, facilita el comportamiento racional, reflexivo y crítico de los ciudadanos ante la sociedad de consumo, pero necesitamos también del compromiso de los medios de comunicación para que nos ayuden a conocer, analizar, reflexionar y actuar ante estos discursos, adoptando a la vez actitudes de responsabilidad hacia hábitos saludables, ¿Una utopía quizás? o tal vez nos damos cuenta, que mirándolo realmente, hay cosas que si son imposibles.



martes, 7 de abril de 2009

La mascota que viene

La Copa Mundial de la FIFA hace ya más de 40 años que presenta mascotas en sus torneos: La primera fue inventada en 1966 para el mundial en Inglaterra, era un león futbolista llamado Willie, que abrió camino a los demás símbolos de los mundiales que conocemos:

En 1970 México presentó a Juanito, un muñeco que en realidad era un niño, lo mismo ocurrió con las mascotas del torneo de 1974 en Alemania, Este mundial fue el primero en el que hubo dos mascotas. Tip y Tap eran esta vez dos chicos, uno morocho y otro rubio.

Argentina ’78 dio paso a el Gauchito mundialito, que además llevaba los colores de nuestra bandera; más tarde en España, cambiando un poco la temática apareció Naranjito, que como su nombre lo indica era precisamente la fruta típica del país, luego de 1982 llegamos al torneo de México ‘86 donde la mascota era un chile llamado Pique, con un sombrero mexicano y un enorme bigote.

En 1990 Italia vuelve a cambiar el panorama y nos sorprenden con Ciao, un muñeco que con figuras geométricas crea una figura humana, con los colores de la bandera del país y una pelota de fútbol a modo de cabeza.

En el ’94 Estados Unidos elije a Striker, un perro, una mascota, más común que las anteriores; en Francia ‘98 la mascota era Footix, un simpático gallito de colores que es realmente hablando, el primer muñeco de un mundial del cual pueden dar crédito mis ojos.

Después llegaron para Corea - Japón 2002 una especie de muñecos parecidos a los pókemon, Ato, Mik y Kaz, ninguno de los tres me pareció simpático;¿ y Goleo? el León de Alemania 2006, pasó casi desapercibido, tanto el como Pille, su pelota de fútbol parlante.

¿Y ahora qué nos deparará el 2010? Las mascotas han adquirido cada vez más importancia en los mundiales con su actitud siempre positiva y contagiosa, son más que nada elementos que nos recuerdan el verdadero sentido de quebrar las barreras entre idiomas, países y costumbres.

La mascota oficial de Sudáfrica se llama Zakumi y parece ser un leopardo muy simpático; el 11 de junio de 2010 en el Estadio Soccer City de Johannesburgo quedarán develadas todas nuestras dudas, aunque si tienen curiosidad pueden visitar el sitio oficial de la FIFA: http://es.fifa.com/index.html